La autenticidad con respeto, su potencial en un líder

Por: Félix A. Vargas A

Ser francos y sinceros es un valor universal para la existencia humana. La autenticidad está presente en la vida humana, especialmente, en sus ámbitos familiar, social, laboral, entre otros. Visto así, la sinceridad, expresada de manera sencilla, asertiva, es un pilar fundamental, complementaria con el resto de los valores y principios.

De modo que hace posible el desarrollo del potencial ético, brindar sentido al respeto de los demás, recibido de los otros y ofrecido a los otros, lo cual es una base esencial sobre la que descansa la conciencia moral de una comunidad.

En este orden de ideas, la franqueza permite empatizar, construir vínculos sociales, sólidos y estables. Ser auténtico y expresarse en términos de certeza, muestra más humano a quien así se comunica, siempre y cuando lo haga considerando la aceptación de lo que digan y hagan los demás como algo digno y merecedor de ser tolerado.

Claro está, dentro de un marco de dignidad y aceptación de y para todos los actores. Así pues, esta cualidad lo hace mucho más cercano y facilita la tarea de construir muchas más relaciones, interactuar de un modo idóneo y cada vez mejor con aquellas personas que conviven en un entorno social.

Quien posea estas cualidades, destaca como dirigente, líder, como gobernante, al imprimir pasión a las iniciativas en las que se involucra, inspirar a los demás, tener coraje, delegar en otros, coordinar tareas.

Además, demuestra compromiso, visión definida y precisa. Adicionalmente, este líder despliega una extraordinaria capacidad para comunicarse con su gente sobre la base de la franqueza, siempre con respeto hacia sí mismo y hacia los demás.

Definitivamente, ello contribuye con los logros y metas de un proyecto consolidado, con el apoyo social ganado mediante criterios de participación democrática y protagónica. Esto resume el perfil de Rafael Calles. Corresponde ser recíprocos y consecuentes.

Fin.